Nuestra Villa
Nuestra villa

Su cementerio se asienta sobre la antigua iglesia de Santa María de Troya. La iglesia parroquial de San Vicente Mártir conserva un retablo de gran tamaño del s.XVII y tres tablas de 1540.

Arco y San Pedro

Pequeño municipio que se sitúa en el límite entre las dos comarcas del norte de la provincia de Valladolid, Tierra de Campos y los Montes Torozos, pero que está incluida en esta última, debido a que la posición de su núcleo se encuentra en las laderas del citado páramo de Torozos.

Debido a su posición en ladera, resulta tremendamente atractiva la llegada a este pueblo desde cualquier punto, bien desde Medina de Rioseco, el cual se verá como suspendido, o bien desde Montealegre o La Mudarra, que se avistará culminando una especie de pequeño otero o colina con la llanura de Campos abajo.

Desde cualquier lugar que lleguemos, lo primero que veremos será la torre de piedra, alta y erguida de su edificio más relevante, la Iglesia de San Vicente Mártir, del siglo XVI, gótica, de una sola nave cubierta por una bóveda de crucería con terceletes, si bien la capilla mayor tiene bóveda estrellada.

En el interior lo más interesante es un retablo de gran tamaño del siglo XVII y tres tablas pintadas en el año 1540.

Justo en la misma plaza se ubica también el ayuntamiento, donde destaca su fachada en la que sobresalen unos magníficos arcos de piedra.

Las fiestas, en honor al patrón, San Vicente, se celebran el 22 de enero, con verbenas, actos religiosos y un pasacalles, pero debido a la época tan fría en que se desarrollan, se ha creado una semana cultural en el mes de agosto, donde aparte de las tradicionales exposiciones artísticas y las obras de teatro, también se puede disfrutar de una riquísima paella que ofrece el ayuntamiento para el pueblo y para todo aquel que se acerque.

Sus casas la mayoría de piedra y alguna con escudos, también merecen mención así como la de Santa María de Troya, que hoy es el cementerio de la localidad.

Las buenas vistas y las buenas fotos, están aseguradas debido a su excelente posición en las cuestas que dan pie a los páramos de Torozos.